Un pequeño problema

El sol se ponía lentamente sobre el parque de atracciones, pintando el cielo con tonos dorados y rosados que reflejaban la emoción palpable en el corazón de Aron. Caminaba nervioso hacia el punto de encuentro con sus amigos, su mente revoloteando con pensamientos de cómo explicarles la verdad. Había fingido tener una cita para unirse a la reunión, y ahora se sentía atrapado en su propia mentira. Justo cuando estaba a punto de confesar, su teléfono vibró en su bolsillo. Con manos temblorosas, sacó el dispositivo y vio el mensaje de un número desconocido. La curiosidad lo invadió, y sin dudarlo, abrió el mensaje para encontrarse con una foto de un chico guapo con una sonrisa pícara. "Soy Andrés, tu cita. Nos vemos en el parque", decía el texto. El corazón de Aron dio un vuelco cuando se dio cuenta de su error. Había enviado el mensaje a la persona equivocada, y ahora un completo extraño lo esperaba en lugar de la cita ficticia que había inventado. Con el estómago revuelto, se acercó al lugar acordado, sin imaginar lo que le esperaba. Al llegar, sus ojos se encontraron con los de un chico de cabello oscuro y ojos brillantes que lo observaba con diversión. "Hola, Aron. Soy Mateo", se presentó el desconocido con una sonrisa traviesa. Aron se sintió desconcertado, pero a medida que conversaban, descubrió una conexión inesperada entre ellos. Entre risas nerviosas y confesiones sinceras, Aron se dio cuenta de que a veces los errores nos conducen a los caminos más inesperados y emocionantes. ¿Podría este encuentro fortuito ser el comienzo de una historia mucho más fascinante de lo que jamás había imaginado? El parque de atracciones se transformó en el escenario perfecto para que Aron y Mateo exploraran juntos las sorpresas que les deparaba el destino.