Miembro Especial

Mientras el sol empezaba a desaparecer en el horizonte, Jeong-Jae y Yeon-Woo se encontraban solos en el gimnasio de Jiu-Jitsu, enfrentándose en un combate intenso. La tensión entre ellos era palpable, una mezcla de rivalidad y curiosidad que llenaba la habitación. De repente, en medio de un rápido intercambio de golpes, Yeon-Woo tropezó y cayó al suelo, revelando un tatuaje en su espalda que nadie había visto antes. Jeong-Jae se detuvo en seco, sorprendido por lo que veía. Mientras ayudaba a Yeon-Woo a levantarse, sus ojos se encontraron en un silencio incómodo. Sin decir una palabra, Yeon-Woo tomó la mano de Jeong-Jae y lo llevó a un rincón apartado del gimnasio. Con la respiración entrecortada, Yeon-Woo finalmente rompió el silencio. "Jeong-Jae... hay algo que necesito decirte", murmuró con voz temblorosa. A medida que la verdad salía a la luz, los muros que habían construido alrededor de sí mismos comenzaron a desmoronarse. Jeong-Jae se encontraba en shock, sin poder creer lo que escuchaba. Sus emociones estaban en conflicto, su deber como líder chocaba con la conexión que estaba empezando a sentir hacia Yeon-Woo. En ese momento, se dio cuenta de que esta situación iba mucho más allá de un simple problema en el gimnasio. Con los corazones latiendo con fuerza, ambos se miraron con una mezcla de miedo y deseo. El destino los había unido de una manera inesperada, desatando una tormenta de emociones que ninguno de los dos podía contener. En ese instante, Jeong-Jae supo que estaban a punto de embarcarse en un viaje que cambiaría sus vidas para siempre.