Makotoshiyaka ni Mau Hana wa

Bajo el cielo estrellado, en el jardín de los cerezos en flor, Kazuki y Ryou se encontraron una vez más. El viento susurraba secretos antiguos mientras las sombras de la noche envolvían sus figuras. Kazuki, con sus manos hábiles acariciando las delicadas flores, buscaba respuestas en el susurro de las hojas. Ryou, con su mirada melancólica perdida en el horizonte, parecía cargar el peso de un mundo que no le pertenecía. En un momento de silencio tenso, Ryou rompió el hielo que los separaba. "Kazuki, has desenterrado los secretos que yacían enterrados en lo más profundo de mi ser. Tu amor ha iluminado las sombras de mi pasado, pero también ha despertado a los demonios que creía dormidos para siempre". Su voz, cargada de anhelos y remordimientos, resonó en el jardín como un eco de tiempos olvidados. Kazuki, con determinación en sus ojos, se acercó a Ryou y tomó sus manos entre las suyas. "Ryou, no importa qué secretos guardes o qué tormentos te atormenten. Estoy dispuesto a enfrentar cualquier peligro, a desafiar cualquier adversidad, con tal de estar a tu lado y protegerte de todo mal". Sus palabras, impregnadas de sinceridad y valentía, vibraron en el aire como un juramento sagrado. En medio de la noche estrellada, con el aroma embriagador de las flores como testigo, Kazuki y Ryou sellaron un pacto silencioso. Unidos por un amor que desafiaba las barreras del tiempo y el espacio, se prepararon para enfrentar juntos los desafíos que el destino les deparaba. En ese instante mágico, en el jardín donde las mentiras florecían y las verdades cortaban más que las espadas, el poder del amor verdadero brillaba con una intensidad arrebatadora.