El rey del Dragón

Bajo la pálida luz de la luna, el rey Erus se encontraba en el corazón del bosque prohibido, rodeado por la densa niebla que parecía susurrar secretos antiguos. Un rugido distante resonó en la noche, anunciando la presencia del dragón Nahash, cuyo despertar amenazaba con sumir al reino en caos y oscuridad. En ese momento de incertidumbre, el caballero misterioso emergió de las sombras, su armadura brillando con un resplandor sobrenatural que cortaba la niebla como una hoja afilada. Erus lo observó con cautela, preguntándose si la lealtad y la espada que ofrecía serían suficientes para enfrentar la furia del dragón. "Mi pasado está manchado de sangre y errores", confesó el caballero con voz grave. "Pero en ti veo la esperanza de redimirme, majestad. Permíteme luchar a tu lado y proteger aquello que más valoras". Erus sintió la mirada intensa del caballero perforando su alma, desenterrando dudas y anhelos enterrados profundamente en su ser. Sabía que la decisión que estaba a punto de tomar cambiaría el destino de su reino para siempre, pero también sabía que no podía enfrentarse a Nahash solo. Con un gesto solemne, Erus extendió la mano hacia el caballero. "Bienvenido seas a mi lado, caballero. Juntos, enfrentaremos al dragón y a cualquier desafío que se interponga en nuestro camino. Pero recuerda, el precio de la redención puede ser más alto de lo que jamás imaginaste". El caballero asintió con determinación, aceptando el desafío con una chispa de esperanza en sus ojos helados. En ese instante, una alianza improbable se forjó entre el rey y el caballero, destinada a desencadenar fuerzas más allá de su comprensión y a desafiar las sombras que amenazaban con devorarlos a ambos.